martes, 6 de noviembre de 2007

QUIÉN CARAJOS ES PEDRO JUAN GUTIÉRREZ



Para muchos no es más que un simple loco calentón, que viene mamándole gallo a todo el mundo: Normas, régimen, editores, público, fachos, zurdos, pacatos, mentecatos etc.
Desde el octavo piso de una azotea en centro Habana, sucumbe al milagro de la existencia, justo en San Lázaro, un barrio deprimido y marginal donde aletean esas bellas musas de ébano dotadas con grandes tetas y fornidos culos, negros camajanes que desafían el día a día con su temple, músicos añejos que copulan con la tarde, vendedores de sueños, vagos, pescadores, un prisma multicolor de los afanes del momento.
Pedro Juan, observa con deleite a través de su ventana el vaivén cariñoso de las olas, que lamen con delicado desdén las orillas de su Cuba del alma. A lo mejor, de su boca pende un sendo tabaco del que escapan furtivos vapores de su locura cotidiana, hablemos en castizo, Gutiérrez no es más que un bacán, un vacilador de la vida, al que el fallecido Roberto Bolaño llamaba con cariño “Prometeo sexual desencadenado.” Quizás, en su reproductor de audio, suena una nota cadenciosa acompañada por la voz delirante de Lou Reed, mientras Pedro le tuerce el cuello a una botella de Vodka extrayendo las últimas lágrimas de su sangre transparente.
Algunos desprevenidos no cesan en su empeño de clavarle un rotulo, una etiqueta y las comparaciones no se han hecho esperar “Una especie de Bukowski caribeño” en su defecto “Un Henry Miller Tropical” A lo que el mismo Pedro Juan enfrenta sin tapujos.
“No tengo nada que ver con Bukowski eso es sólo una estrategia de mercadeo de los editores, Él era un tipo pesimista, autodestructivo. Mis personajes no son tan derrotistas como los suyos; son gente luchadora y fuerte. Además, él pasaba meses sin una mujer, mis personajes en cambio suelen tener muchas. En cuanto a Miller, lo he intentado leer algunas veces y no me ha terminado de gustar.”
Así, frentero, directo, sin pelos en la lengua. Para conocerlo mejor necesariamente se necesita darse un chapuzón en su obra, donde la línea realidad e inventiva resulta tan famélica, tan imperceptible, que no se nota diferencia alguna.
Acere, acere, acere Pedrito.
Entre puchos de ron, jineteras insaciables, madrugadas borrachas, Pedro, desnuda La Habana para singársela sin prejuicios, nos la muestra empelota, sin remordimiento alguno: Su Malecón habitado por románticos noctámbulos, sus bares que no cierran ante el bostezo del alba, sus crímenes, sus llagas, sus goces prohibidos, y su urbana locura. La Habana para Gutiérrez es mucho más que la simple patria de sus añoranzas y nostalgias, no, esa ciudad adolorida y mágica es el personaje principal de sus escritos, el mismo significado que Woody Allen le ha regalado a la Manhattan de sus filmes, esa Habana de sus luchas a la que siempre regresa y a la que le tolera todo como un “eterno marido” desquiciado por su olor y por su cuerpo, ese tesoro inagotable de intrincados laberintos, esa Scheherazade que no termina nunca de contarle historias, esas historias que sonrojarían a la más liberal de las ninfas, historias plagadas de sexo explícito, cubanía, vodka, whisky, ron, tabaco, bacanería de las costas habaneras, Pedro Juan es hijo de Changó, de ahí su pulsión desenfrenada hacia el goce, la fiesta y los excesos. En sus venas el caribe vibra como huracán embravecido. El provocador alucinado de Matanzas, se tumba a robarse un pedazo de sol entre la arena coqueta de las playas de Varadero, mientras saborea un pucho de ron y alimenta su alma con la belleza apabullante del paisaje. Supo desde muy temprano que lo que más anhelaba en el mundo, era convertirse en escritor, alguna santera le anunció su predestinación ligada inexorablemente a las artes.
Acere, acere, acere, Pedrito, suelta tu guaguancó, que nadie te quite ese tumbao de los bacanes del mar.
Aunque sus inicios distaron mucho de su natural vocación, estos mismos lo fueron curtiendo, regalándole callos a su espíritu, se desempeñó en los más disímiles empleos: soldado, contrabandista, vendedor de paletas, cortador de caña, boxeador, instructor de kayak, obrero raso, constructor, voceador de periódicos, locutor de radio, profesor de dibujo, periodista, pintor, poeta visual, un camino en montado que venía formándolo como ser y como artista. Semejante experiencia vital se ve reflejada en el ritmo voraz y vertiginoso de sus historias, que son concebidas y abordadas de forma sencilla y natural. Lo contrario a lo que la gran mayoría imagina, alcanzar esta particular manera de escribir le llevo treinta años, en un largo y solitario periplo de aprendizaje autodidacta.
“Detesto con toda mi alma a los intelectuales que publican cuatro poemas y ya se creen Dios, y van por ahí gritando a los cuatro vientos que son poetas, payasos eso es lo que son”
Contundente y demoledor, como un gancho directo a los riñones, así lució en nuestra querida Cartagena, una grata sorpresa que en poco tiempo atrapó al público, seduciendo a punta de carisma y soltura a los pretenciosos, a los escépticos, a los desprevenidos, a los entendidos, no dejó a nadie indiferente. Sin lugar a dudas este personaje se convirtió en el batazo de la segunda versión del prestigioso Hay festival realizado en nuestra perla del caribe. Pedro Juan embrujó con su son cubano, con esos sonidos de tambores frenéticos que salían de su boca; sus héroes, obsesiones, influencias, autores preferidos, (Capote, Kafka, Cortázar, Hemingway, Grace Paley) sobre sus innumerables viajes fuera de la Cuba de su corazón ( Estados Unidos, Canadá, Rusia, México, Alemania, Suecia, España, Brasil, Colombia) y otros que se me escapan en el momento. Pedro Juan, cuenta con una larga y consolidada trayectoria como escritor, traducido a muchos idiomas, donde su prosa sinvergüenza y gozosa a cautivado a miles, su mente calenturienta e inquieta nos ha regalado muchos libros en diferentes géneros: Títulos de carácter poético La realidad rugiendo, Esplendidos peces plateados, Fuego contra los herejes, Yo y una lujuriosa negra vieja. Narrativa; La trilogía sucia de la habana, Melancolía de los leones. Novela: El rey de la habana, Animal tropical, El insaciable hombre araña, Carne de perro, Nuestro G, G, en la habana, El nido de la serpiente, Memorias del hijo del heladero se conocen otros títulos inéditos como Lulú la perdida y otros poemas de John Snake.
Luego de la clausura del Hay festival donde fue mimado por el público, firmó cientos de libros, conoció mucha gente agradable, en sus propias palabras, Pedro Juan Gutiérrez, es en estos momentos uno de los autores más vendidos en nuestro país, gracias a su participación en el festival que en hora buena lo ha dado a conocer por estas tierras, Pedro Juan es el escritor cubano más solicitado de la última década. Luego de estas líneas espero haber respondido a la pregunta que me hicieron algunos conocidos mirándome extrañados cuando entusiasmado preguntaba por la presencia de Pedro Juan en Cartagena “Quién carajos es Pedro Juan Gutiérrez”
Un ventarrón, un dipsómano empedernido, un singador incorregible, un cínico, un luchador, un guerrero, un sujeto franco y directo que le torció el cuello al Cisne, un boxeador de las palabras que le ganó la pelea al destino en el quinto round, un mamagallista loco, el man que mató al tigre y se arropó con la piel, un conspirador de la risa y la bacanería, tal vez, sólo tal vez, sea esto y muchas otras cosas.
En la actualidad es considerado el representante vivo más importante del “Realismo sucio” rotulo del que desdeña, de la misma forma que lo hace cuando se le pregunta de política o cualquier otro tema que lo traiga indiferente.
Por otro lado, en este otro Puerto, también sucio, mágico y duro, se van tejiendo otras historias, otras luchas, otras realidades, otras ficciones que comulgan directamente con este difícil arte de trasegar por la vida.
Acere, acere, acere Pedrito, acere.

ENTREVISTA
Por Carlos Polo

Pedro Juan Gutiérrez, un Guaguancó feroz y divertido que retumba desde una azotea en Centro Habana

CP: ¿Cómo nació esa obsesión de convertirte en escritor?

PJG: Nació en un proceso juvenil después de leer mucho. Fui amando cada vez más las revistas y los libros. Y a algunos autores. De tal modo empecé a escribir poemas, canciones y pequeños cuentos. A los 18 ya sabía que sólo quería ser escritor

CP: ¿Crees en aquello del escritor orgánico y el intelectual, existe alguna diferencia real?

PJG: Esas son diferencias artificiales. Un escritor es una persona que reflexiona, que analiza y piensa y tiene gracia para escribir todo eso y hacer que los demás se diviertan y piensen al mismo tiempo.

CP: ¿Cuáles son tus mayores influencias literarias, qué autores te marcaron?

PJG: Influencias: sobre todo los norteamericanos, narradores, como Anderson, Hemingway,
Capote, Mc Cullers, Dos Passos, Caldwell, Sinclair, etc. Y en otra medida me fascinan Borges, Cortázar, Kafka.

CP: ¿Alguna vez has sido rechazado por editoriales, debido al contenido duro, explicito, sexual, de tu trabajo?

PJG: Sí, me rechazan muchas editoriales, en Cuba, USA, Alemania, Francia, etc. Mi agente tiene que saber qué editorial me publicará. Y no puedo revisar las traducciones. Supongo que no las suavizan, en noruego o finlandés. Ruego a Dios para que sean respetuosos. Pero uno no sabe.
CP: ¿Escribir a tu manera te dificulto las cosas?

PJG: Sí, me dificulta mucho la vida cotidiana. Unos me aman y otros me odian. Quizás eso es bueno. Nadie queda indiferente.

CP: ¿Dónde dejaste tu cabello?

PJG: Mi cabellos se fue cayendo poco a poco entre los 20 y los 40 años. Ya no quiero saber nada más de mi cabello.

CP: ¿Una singada memorable?

PJG: Hay muchos momentos memorables templando, pero prefiero dejarlo para cuando escriba mis memorias, jajajaja Soy un tipo con pudor.

CP: ¿Podrías crear una obra literaria obviando, el sexo, el alcohol, la música, la Habana, el trópico, el tabaco y los seres humanos al límite de la desesperación?

PJG: Creo que no podría. Ese es mi mundo, mis obsesiones, gente en situación límite, al borde de la vida. Y todos esos elementos son imprescindibles para que todo tenga sabor.

CP: ¿Cuál es la música que más te gusta?

PJG: Me gusta toda la música. O casi toda. Desde new age hasta guaguancó y Mozart o Leonard Cohen, Bruce Springsten, Lou Reed, en fin, toda.

CP: ¿Cómo manejas el hecho de haberte convertido en una figura pública, la fama y toda esa joda complicada?

PJG: Me escabullo cada vez que puedo, pero a veces a periodistas como tú, que insisten tanto, jajajaja, hay que darles la entrevista, Pero en general, intento que mi vida no cambie y proteger mi privacidad.

CP: ¿Tus personajes son bastante flexos en el asunto del amor, eres así de liberal?

PJG: Sí, siempre he sido muy liberal y más o menos he llevado la vida a mi manera. Trato de tener la menor cantidad posible de prejuicios.
Por eso escribo también a mi manera y que cada quien piense lo que quiera, me da igual.

CP: ¿Te has enamorado realmente de una Jinetera activa en el oficio?

PJG: De varias. Gloria, la que aparece en Animal Tropical, fue una. Durante varios años nos quisimos mucho y fue bonito. Ahora hace años que no nos vemos. Creo que ella finalmente se fue a vivir a otro país con un yuma. No sé. Da igual el oficio de cada cual, prostituta o médico o científica nuclear. Son oficios. Lo importante es la persona y sus sentimientos.

CP: ¿Qué piensas de la censura?

PJG: Pienso muy mal de la censura, muy mal. ¿Qué quieres que te diga?

CP: Una pregunta casi obligada, ¿En algún momento de tu vida te sentiste atraído por los ideales que propugna la revolución?

PJG: Sí de los 16 a los 40, después uno evoluciona, cambia sus ideas, piensa y actúa de otro modo. Los humanos somos así, por suerte. Si yo fuera el mismo con 16 años y con 40 sería un imbécil perfecto, o un hipócrita que oculta lo que piensa. Hay que evolucionar y cambiar. Es lo que dice la dialéctica, además.

CP: ¿Cuando pasas por Barranquilla para compartir unos cuantos puchos de ron?

PJG: Barranquilla. Sí. Lo tengo pendiente. Ya iré un día de esto.

http://www.pedrojuangutierrez.com/index.htm