sábado, 27 de diciembre de 2008

“A PILAR QUINTANA LE PICA LA LENGUA”

Pilar Quintana es una chica menuda y delgada con una voz afable que viste de rigurosa espontaneidad, a esta chica se le nota que le traen sin cuidado los discursos sacrosantos y aburridos del intelectualoide promedio que se auto promueve en la escena croando desde su estanque esa cancioncita afrancesada de pose internacional. Pilar Quintana es todo lo contrario a ese molde, es fresca, sencilla, natural y directa, temas como las enredaderas oblicuas y concupiscentes del racionalismouniversalexisistencialista y cosas por el estilo le resbalan. Por otro lado las banalidades de último cuarto de noticiero local, como la última colección de verano de Versace, los pasos torpes de una ex princesita del pop venida a menos en el escenario, las bebidas que producen celulitis, la tienen sin cuidado. Quintana es una chica caleña que se las trae, así como quien no quiere la cosa, ha vagabundeado un tiempo por Suramérica, Estados Unidos y la India, escribió algunas cosas para la televisión, es comunicadora social, fue creativa en alguna agencia de publicidad, vive en la orilla de la selva y de cara al mar junto a Conor McShannon su compañero, un Irlandés que conoció en sus correrías por el mundo. Esta joven promesa de la literatura nacional escribe por que le rasca la lengua, porque se curtió con la velocidad de su Cali, la misma que vibra y se enciende entre la salsa brava, el sexo, el rock and roll y la noche. Temas que transitan por sus libros como autos volátiles en desbandada por una Cali sur, norte, podrida y perfumada, Cali pachanguero, la misma del mono y la flaca derritiéndose entre luces de neón, la misma del Pascual los domingos de clásico, la que luce orgullosamente sus tetas de silicón y colecciona polvos raros, Cali de feria, toros, Guayacán venga y mire vea, la Cali de canciones carteles y bailes, esa que fue cantada sentidamente por aquel angelito empantanado y alucinado de Caicedo. Es esta ciudad y sus dolidos personajes la que nos asalta desde el borde filoso de cualquiera de sus esquinas y que la chica Quintana retrata en technicolor sin rigores, ni pudores en sus dos novelas “Cosquillas en la lengua” “ColeccionistaS de polvos raros” Acércate a este Calidoscopio vital, descarnado, real y directo 
 Entrevista 
CP: ¿Cómo nacen los procesos creativos en Pilar Quintana? 
PQ: Son bastante lentos. Te voy a hablar del de la novela que estoy escribiendo ahora. Empezó hace unos cuatro o cinco años. Quería contar la historia de un edificio y de un yuppie inconforme y fracasado. No sabía nada más. Durante esos cuatro o cinco años, mientras escribía Coleccionistas de polvos raros, me dedicaba a armar la historia, punto por punto, y a armar el universo. Todo en mi cabeza, sin escribir ni una letra. Ahora sé cuántos metros cuadrados tiene cada apartamento del edificio, por qué lado se oculta el sol, qué va a pasar en 80 páginas, qué va decir tal personaje en tal episodio, quién se va a acostar con quién. Esa es la parte que más me gusta de la escritura: planear las historias.

CP: ¿Cómo se logra captar la atención de una editorial importante como norma? 
 PQ: Le envié Coleccionistas de polvos raros al editor de Norma, Carlos Castillo. Él ya conocía mi primera novela Cosquillas en la lengua. Cuando uno ya ha publicado es más fácil que le paren bolas y lo lean. 

CP: ¿Resulta más difícil para una mujer abrirse campo en la escena literaria del país? 
PQ: Resulta difícil para alguien abrirse campo en la escena literaria del país, sea hombre o mujer. Pero, en mi caso, el hecho de ser mujer en vez de hacerlo más difícil, me ayudó. En ese momento (hace 3 años) Editorial Planeta quería hacer una antología de relatos de nuevas narradoras colombianas. Por eso me contactaron. Yo no tenía relatos, pero sí una novela: Cosquillas en la lengua. Se las ofrecí y les gustó. 

CP ¿Cuáles son los autores que te han marcado al punto de convertirse en una influencia? 
PQ: A los trece me leí Crónica de una muerte anunciada de García Márquez y me obsesioné. Necesitaba saber quién había desvirgado a Ángela Vicario y leía y releía, a pesar de que el texto mismo decía que no podía saberse. Entonces supe que eso era lo que quería hacer, escribir historias apasionantes que obsesionaran a la gente. A los 27, nuestro amigo común, Andrés Salgado, me presentó a Bukowski y quedé igualmente impresionada. Lo que descubrí a través de él fue cómo y sobre qué quería escribir. Con un lenguaje simple, llano y directo, y de las cosas que le pasan a cualquiera. 

CP: Alguna vez se te ha comparado con el loco Caicedo. ¿Qué piensas de eso y que opinión tienes sobre la obra de Andrés? 
PQ: Andrés murió a los 25. Creo que su obra no llegó a madurar. En Qué viva la música se perfila un escritor y me parece que como primera obra es un producto muy digno. Me hubiera encantado ver qué habría hecho después. No me molesta para nada que me comparen con él, los dos somos de Cali y con la misma relación de amor-odio por la ciudad. Además le debo muchísimo. Andrés me descubrió que la literatura no se limitaba a las historias fantásticas de pueblos remotos, que la literatura la podías hacer con personajes como vos en ciudades como la tuya. 

CP: ¿Por qué y en qué momento decides enfilar tu trabajo creativo justo por el camino del lenguaje directo, minimalista y lacónico? 
PQ: Eso lo descubrí después de leer a Bukowski. A través de él descubrí que entre más simple sea el lenguaje más claro y directo resulta el mensaje que querés dar. 

CP: ¿No sientes que la actual literatura en Colombia adolece de exceso de sicarios, traquetos y tetas de plástico? 
PQ: Creo que el exceso de sicarios, traquetos y tetas de plástico no está en la literatura sino en la realidad de Colombia. Y sí esa la realidad es inevitable que la literatura hable de eso. 

CP: ¿Qué opinas de la etiqueta realismo sucio, te sientes una cultivadora de este estilo? 
PQ: Me molestan las etiquetas. No creo que haya una literatura fantástica y otra realista, una literatura sucia y otra limpia, una literatura femenina y otra masculina. Para mí la literatura simplemente es. Me gustaría, más bien, que a mi literatura se la catalogue como literatura y punto. 

CP: ¿Cómo encuentras la actual escena literaria del país, se podría afirmar que estamos asistiendo al nacimiento de un boom? 
PQ: Creo que hay gente escribiendo y gente muy buena. Pero no podría decir que se trata de un nuevo boom. Creo que el boom es una figura creada más bien por las editoriales y los agentes literarios que por la realidad de una literatura. 

CP: ¿De los autores de tu generación inmediata a cuales de ellos ves con buenos ojos? 
PQ: Antonio García, Ricardo Silva, Álvaro Bisama, Gonzalo Garcés, Wendy Guerra, Pedro Mairal, Daniel Alarcón, Santiago Roncagliolo, Guadalupe Nettel... Habrán mucho más pero no puedo decirlo porque no los he leído todavía. 

CP: Los críticos más escépticos descalifican a las nuevas generaciones, regalándoles el calificativo peyorativo de “simples artículos de la mass media ¿Que piensas de esta afirmación? 
PQ: Me parece que la frase es pretenciosa. Snob. Como si la literatura debiera estar sujeta a unos códigos dictados por alguien. También me parece mentirosa. Los “artículos de la mass media” generalmente venden mucho y nosotros, los escritores de la nueva generación, apenas si vendemos. 

CP: ¿Te inquieta el tan cacareado tema de la inmortalidad a través de la obra o lo que suceda con tus libros después de tu paso por esta fugas estación? 
PQ: Para nada. Lo que sí me preocupa es morirme antes de terminar algo que he empezado. Por ejemplo, morirme en medio de una novela. Me da terror que me lean antes de que la obra esté acabada. 

CP: Pilar la autora ¿Qué piensa de los polvos raros, alguna predilección especial? 
PQ: Creo que todos los polvos son, en una u otra medida, raros. A mí me gustan todos, mientras no sean mentirosos. 

CP: ¿Que viene para Pilar Quintana, háblanos sobre tus nuevos e inmediatos proyectos? 
PQ: Estoy escribiendo una novela. Transcurre en un horrible edificio para yuppies, manejado por un gurú de la motivación. Los mantiene bien desestresados para que puedan ir a sus trabajos todos los días. En la azotea hay una selva y al parecer un grupo rebelde que pretende tumbar el edificio. Eso es lo que la protagonista investiga. 

CP: Gracias, buena fortuna para los proyectos que emprendas, un abrazo marinero desde mi quilla querida, que me rasca, me duele, me sueño, me bebo; me inmsonia, me vomita, me brisa, me calor; me…
Carlos Polo 19 de noviembre 2007

4 comentarios:

  1. Viejo Carlos... nuevo en este blog... me acabo de enterar...
    Al punto lo leo y te comento... De paso te invito al mio...

    Saludos desde SOMA, Cartagena.

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  2. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  3. Pues aqui te encuentro, te linkeo a mi blog y de paso le echas un ojo al mio, de ahi te comento que hoy estoy de prisas.

    (Soy el otro Tobon para mas pistas)

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  4. Que bacani mi llave el propio cowboy de las letras urbanas jeje pa lante exitos en tus proyectos

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