Uno de los cuentos del libro "Rapsodia para reclutas asustadizos". Libro ganador del Concurso Nacional de Cuentos UIS 2009.
Por ese pan de comer y el suelo para dormir.
Registro para nacer, permiso para reír.
Por dejarme respirar y por dejarme existir.
Dios le pague.
Chico Buarque
Registro para nacer, permiso para reír.
Por dejarme respirar y por dejarme existir.
Dios le pague.
Chico Buarque
CONSTRUCTOR
Su mujer le
entregó el portacomidas, como siempre lo besó tímidamente y aprisa porque
necesitaba terminar de atender a los pequeños, éstos se enredaron en sus
piernas queriendo retenerlo. Él, le obsequió un par de besos en las mejillas,
se despidió maquinalmente y emprendió el camino por las sólidas calles de
concreto y el sábado lo acaricio en la cara con una brisa mágica. Entró en la
construcción con su dejo de náufrago irredimible. A la hora del almuerzo
recordó los ojos de su mujer, sonrió como un pájaro mientras comía y esperó
plácido y tranquilo el momento en que el andamio volviera a elevarse por los aires.
La comida para él, es como una danza que se practica con todos los sentidos,
mientras mastica la carne enredada en su boca, tararea una canción indefinida
en voz quebrada, sin tener en cuenta el público improvisado que no lo escucha,
que no presta atención a sus notas atravesadas que esquivan el tráfico
imposible. Eleva sus ojos al cielo agradeciendo con respeto el buen día, el
sol, el trabajo, el amor, sus hijos… la vida.
FUNDIDO A NEGRO
FULL METAL JACKET
Mis dimensiones
exactas asustan a los burócratas encorbatados de la OTAN. 7,62 es mi calibre, y
un sólo cartucho mío pesa escasos veinticuatro gramos, mido veintiocho coma
ocho mm de largo, mi núcleo es de plomo sólido y peso exactamente ocho coma
tres gramos, vuelo en espiral mordiendo en círculos, y el ánima que me expulsa
posee 12” de paso para mayor precisión, cargo una chaqueta totalmente recubierta
de metal.
Soy herida,
venganza, guerra, revolución, represión, salvación, lágrimas estallando en la
noche, mis caricias son ensayos de la muerte, un beso mío contiene la sal
voluptuosa del dolor, golpeo y destruyo. No tengo amo ni dueño, soy mercenaria,
me brindo como cualquier meretriz al primer postor, mi cuerpo es de plomo, mi
alma es estaño y la pólvora me enciende, fui fabricada para incapacitar al enemigo,
sin embargo no encuentro ningún reparo en matar, cuando silbo por los aires
provoco plegarias y rezos. En este sábado ordinario, justo a esta hora, la hora
del almuerzo, el cañón corto me vomita y vuelo con mis colmillos preparados
buscando una presa.
GALIL SAR
Nací para el
asalto, el combate es mi hogar, mi estructura permite movimiento y acción con
facilidad, soy un lujo en el desierto y en la jungla, me muevo como un pez en
el agua en los ambientes áridos, soy resistente a la arena y al fango, mi
patria es Israel, provengo de una raza guerrera por naturaleza, mi pariente más
cercano es conocido en todo el globo y su nombre provoca chispas en los ojos de
los guerreros, “Kalashnikov”, se reza el nombre como un credo pagano y se dice
por ahí que este es mi primer ancestro. Mi anatomía uniforme me ha regalado la
aprobación directa de los verdaderos entendidos, peso cinco kilos exactos,
ideales para el combate en terrenos difíciles, escupo en ráfagas y tiro a tiro
uno a uno cada proyectil. Yo soy el único que lo sé, todos andan confundidos, cada
teoría lanzada por ahí es una vulgar imprudencia, un simple chiste mal
organizado para despistar a los fiscales, una distorsionada estupidez, es tan
sencillo como que el soldado X se aturdió, inclinó demasiado mi cañón hacia
arriba, en medio del traqueteo, el pobre soldado agitado por los nervios, no se
enteró siquiera a donde fue a parar mi escupitajo de plomo, ni él mismo sabe a
ciencia cierta qué sucedió en realidad.
FLASHBACK
SOLDADO X
No entiendo por
qué no se me sale de la cabeza de una buena vez, por qué precisamente a mí me
ha afectado tanto este trágico accidente, si disparamos muchos, más de la mitad
de la compañía, sin contar a los dragoneantes y a los cuadros. Saco mis cuentas
a la ligera y me encuentro con que disparamos más de doscientos esta tarde. La
mañana arrancó tranquila, nadie se esperaba semejante desgracia. Cuando mi teniente
Balza o “Pollo ronco” como lo llaman en el batallón gracias a su particular
timbre de voz, detuvo de improvisto el polígono, no imaginamos siquiera la clase
de problema que… Pero es que… Todo esto es una absurda locura.
Bueno, no es
ningún secreto que detesto hacer polígonos, me aturde, me pone nervioso todo
ese retumbar de los fusiles, el sol en los ojos, el polvo, el olor de la
pólvora, las voces de mando, el calor, los nervios… De repente mi teniente y
los cuadros mandaron a cambiar las posiciones de tiro, así, a las correndillas,
todo el personal corriendo de acá para allá. La súbita visita de los fiscales… midiendo
cada centímetro con lupa, cada ángulo de tiro, la barrera, la ubicación de los
puestos de fuego, preguntando desconfiados, eligiendo cada soldado al azar en
un acelere descontrolado, voces de mando, cambio de posiciones, fiscales
preguntando, interrupción del polígono ¿Qué es lo que sucede? Que si las
medidas de seguridad tal, que pascual, que simón. Luego las terribles bromas de
las demás compañías. Gritándonos con sorna idioteces sin sentido. No entiendo
cómo nos vamos convirtiendo en estos pedazos de roca indiferentes, porque a la
final todo nos termina resbalando, así, sin más. Mi teniente Balza cuidando su
pellejo, detrás de él se cierne la terrible sombra del retardo de grado, “mi
coronel ni hablar”, el comandante de la compañía muerto del susto. Y el triste
y célebre comentario burlón en cada uno de los pasillos, así, como si nada, entre
chanzas y risas, como si la vida no costara un peso.
CONSTRUCTOR
Se acercó a su
mujer con un paso tímido, se besaron aprisa como siempre, enredó los labios en
las mejillas de sus hijos, se despidió como un sábado atrapado en un
portacomidas monótono, emprendió maquinalmente la caricia de sus pies por las
calles, obsequió una risa mágica a la brisa del día, entró irredimible en la
construcción con los ojos de su mujer bailando en su mente, adivinando un dejó
de despedida largo y solitario. Sonrió al andamio cuando lo transportaba al
cielo, comió como un pájaro tarareando tranquilo. Un silbido musical como la
muerte retumbó por los aires, bailó con todos sus sentidos el dolor que
atravesó su carne, con su voz quebrada susurró una oración indefinida, elevó su
voz al cielo y con respeto pidió por su vida, practicó en ese momento el más
devoto sentido religioso, mientras los estallidos que provenían del batallón
cesaron, voló por los aires vomitando el almuerzo, maldijo lo imposible que
resulta morir de esta manera absurda, desparramó todo su amor en medio del
tráfico, se llevó consigo su último sol, el recuerdo de sus hijos, su mujer y
lo mejor su vida.
ELIPSIS
SOLDADO X
¿Han pasado cuánto?
¿Tres meses quizás? Todavía no me abandona la imagen del obrero tendido en el piso,
una muerte inútil en un sábado festivo cualquiera, aunque no pudimos verle
siquiera, aún me pregunto ¿Qué sucedió? Lo mejor es que desde ese malogrado día
se suspendieron las prácticas de tiro. Hoy precisamente se reanudan, por allá
en las canteras, a las afueras de la ciudad ¿Cómo ese desgraciado proyectil atravesó
la barrera? ¿Qué pasó con las medidas de seguridad de siempre? ¿Fueron tomadas
al pie de la letra? ¿Cuál de nosotros tenía el destino marcado? Enrolarse
precisamente para matar de esta estúpida manera a este triste sujeto. Una
muerte injustificada que ni siquiera se dio en combate ¡Valiente gracia! Los
fiscales no han logrado esclarecer nada, por lo menos las otras compañías se
han olvidado de gritarnos ¡Mata obreros! El chiste resultó tan cruel que no
sobrevivió una semana ¿Ese pobre tipo tendría mujer? ¿Hijos? ¿Estaría enamorado?
¿De qué condenado fusil se escaparía la mortal bala? A lo mejor soy el único de
la compañía Bravo que todavía recuerda el incidente y que se pregunta de
corazón ¿Seré yo maestro? Prefiero no saberlo.
Crédito tema: Construcción, de Chico Buarque (en español)
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